2.23.2008

 



el sol la orina de los transeúntes el amor hacia tus pies la cerveza derramada el miedo de los clavadistas el vacío de tu mirada

todo confluye en un caracol y él se lo traga

 

 

2.02.2008

 

en el punto más ingrato del recuerdo un ciego toca un acordeón

a medio metro de mi rostro un payaso sonríe

ejecuta el mismo acto varias veces

todos ríen con insólita sorpresa

avanzando entre las voces me dirijo hacia un extremo del salón

fugaz,  adhiero mi cuerpo al lugar más próximo a la mesa, ahí, tan sólo hace falta estirar el brazo para atrapar entre los dedos caramelos de innumerables colores, vasitos de gelatina o un puñado de galletas de animalitos

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sostengo en una mano dos canicas, las observo, puedo ver en cada una un diminuto reflejo

la pequeñez es sublime           

                                                   todo girando        todo redondo

                                       lucecitas y colores        en un baile interminable

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ya casi es hora

los puños se comprimen y aquietan      

una fila se extiende hasta perderse en una puerta

huesitos nerviosos se anudan alrededor de un garrote multicolor

de lo alto, una anatomía de cartón se balancea alegre

forma breve                  

                         el séptimo golpe le arrebata el nombre

sangra golosinas y baratijas

un charco cubre el suelo entre sonrisas

mi respiración estalla en una furia ciega

atravesando un muro de cuerpos un llanto sucio precede un alarido: 

entreguenme la cabeza!

                                                   yo tengo sus ojos!

                                                   yo tengo sus ojos!